viernes, 10 de abril de 2009

REVOLUCION FRANCESA

create animated gif


La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras numerosas naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema denominado del Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida que le derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.

LOS ANTECEDENETES IDEOLOGICOS

Los escritores del siglo XVIII, filósofos y economistas, llamados enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes y los demócratas. Pero ya en el filósofo René Descartes puede encontrarse el fundamento filosófico de la Revolución. La sola proposición "Pienso, luego existo" lleva implícito el proceso contra Luis XVI.
La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La ilustración había servido de impulso a las colonias Norteamericanas para la independencia de su metrópoli europea. Tanto la influencia de la Ilustración como la Independencia Americana sirvieron de "trampolín" ideológico para el desarrollo de la revolución en Francia.

CAUSAS DELA REVOLUCION


En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: de un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante se unió al surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político. El descontento de las clases populares, junto con la expansión de las nuevas ideas liberales que surgieron en esta época junto a la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas y la intendencia y apoyo militar para la independencia de Estados Unidos. Ésta última se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña para resarcirse de la Guerra de los siete años, Francia quedó en bancarrota y con una importante deuda externa, eso junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitó los acontecimientos.
Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen y ayudaron a su desplome.
Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero, no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado y el descenso de los beneficios para los terratenientes y los campesinos, y una escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Con el tiempo se agudizaron las tensiones, tanto sociales como políticas, que se desataron cuando se produjo una gran crisis económica a consecuencia de dos hechos puntuales: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y la disminución de los precios agrícolas.
El conjunto muestra un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y el dominio de la vida pública por parte de una ambiciosa clase profesional, en el contexto de la Independencia de los Estados Unidos, proceso revolucionario que abrió los horizontes de cambio político a los franceses.

LOS ESTADOS GENERALES DE 1789


Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos estaban separados a la hora de deliberar y tenían sólo un voto por estamento. La convocatoria fue un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía la creencia de que no era otra cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la asamblea a su antojo. La cuestión que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea de Soberanía Nacional, es decir, admitir que el conjunto de los diputados de los Estados Generales representaba la voluntad de la nación.

LA ASAMBLEA NACIONAL


Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles, el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano». Si bien invitaron a los miembros del Primer y Segundo Estado a participar en esta asamblea, dejaron en claro sus intenciones de proceder incluso sin esta participación.

ESTALLA LA REVOLUCION


El 11 de julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran parte del pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo por el miedo de lo que les podria suceder.
El 14 de julio el pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor de que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla, símbolo del absolutismo monárquico pero también punto estratégico del plan de represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la prisión, matando a su gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si bien sólo cuatro presos fueron liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo lo que resultaba despreciable en el antiguo régimen. Retornando al Ayuntamiento, la multitud acusó al Alcalde Jacques de Flesselles de traición, quien recibió un balazo que lo mató. Su cabeza fue cortada y paseada por la ciudad clavada en una pica, naciendo desde entonces la costumbre de pasear en una pica las cabezas de los decapitados, lo que se volvió muy común durante la Revolución.
La Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional Constituyente. Los campesinos dejaron de pagar impuestos y destruyeron castillos y todo lo que simbolizara al feudalismo. La Asamblea Nacional, actuando detrás de los nuevos acontecimientos, suprimió por ley las servidumbres personales (abolición del feudalismo), los diezmos, y las justicias señoriales, que ya habían sido suprimidos de hecho por el campesinado, instaurando la igualdad ante el impuesto, ante penas y en el acceso a cargos públicos. El rey, junto con sus seguidores militares, retrocedió al menos por el momento. Lafayette tomó el mando de la Guardia Nacional de París y Jean-Sylvain Bailly, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, fue nombrado nuevo alcalde de París. El rey visitó París el 27 de julio y aceptó la bandera tricolor.
Sin embargo, después de esta violencia, los nobles, no muy seguros del rumbo que tomaría la reconciliación temporal entre el rey y el pueblo, comenzaron a salir del país, algunos con la intención de fomentar una guerra civil en Francia y de llevar a las naciones europeas a respaldar al rey. Éstos fueron conocidos como los «émigrés» (los emigrados).
La insurrección y el espíritu de poder popular siguieron extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales se llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre tierras, y varios castillos y palacios fueron atacados. Esta insurrección agraria se conoce como «La Grande Peur» (el gran miedo).
El 4 de agosto de 1789, en la llamada "Noche de la locura", la Asamblea Nacional Constituyente abolió el feudalismo, eliminando las prebendas que recibía el clero y los derechos señoriales de la nobles (como, por ejemplo, el privilegio de no pagar impuestos que tenían). En cuestión de horas, los nobles y el clero perdieron sus privilegios. El curso de los acontecimientos estaba ya marcado, si bien llevó cuatro años la implantación del nuevo modelo.

PERDIDA DE PODER DE LA IGLESIA

La revolución se enfrentó duramente con la Iglesia Católica que paso a depender del Estado. En 1790 se eliminó la autoridad de la Iglesia para imponer impuestos sobre las cosechas, se eliminaron también los privilegios del clero y se confiscaron los bienes de la Iglesia. Bajo el Antiguo Régimen la Iglesia era el mayor terrateniente del país. Más tarde se promulgó legislación que convertía al clero en empleados del Estado. Éstos fueron unos años de dura represión para el clero, siendo comunes la prisión y masacre de sacerdotes en toda Francia. El Concordato de 1801 entre la Asamblea y la Iglesia finalizó este proceso y establecieron normas de convivencia que se mantuvieron vigentes hasta el 11 de diciembre de 1905 cuando la Tercera República sentenció la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado. El viejo calendario gregoriano, propio de la religión católica fue anulado por Billaud-Varenne, en favor de un nuevo calendario que establecía como primer día del año el 22 de septiembre de 1792.

LA APARICION DE LAS FACCIONES

Pronto comenzaron a aparecer facciones dentro de la Asamblea. El aristócrata Jacques Cazales y el abad Jean-Sifrein Maury encabezaron un grupo derechista opuesto a la Revolución. Otros, como Jean Mounier, el Conde de Lally-Tollendal, el Conde de Clemont-Tonnerre y el Conde de Vyrieu, formaron un grupo denominado «Demócratas Realistas», que abogaba por el establecimiento de un régimen parecido al británico. Por otra parte, Mirabeau, Lafayette y Bailly representaban el ala centro-izquierdista de la asamblea. No faltaban los radicales izquierdistas entre los que destacaba el abogado Maximilien Robespierre

CAMINO A LA ACOSTITUCION

La Asamblea Nacional Constituyente no era sólo un órgano legislativo sino la encargada de redactar una nueva Constitución. Algunos, como Necker, favorecían la creación de una asamblea bicameral en donde el senado sería escogido por la Corona entre los miembros propuestos por el pueblo. Los nobles, por su parte, favorecían un senado compuesto por miembros de la nobleza elegidos por los propios nobles. Prevaleció, sin embargo, la tesis liberal de que la Asamblea tendría una sola cámara, quedando el rey sólo con el poder de veto, pudiendo posponer la ejecución de una ley, pero no su total eliminación.

LOS ULTIMOS DIAS DE LA ASAMBLEA
CONSTITUYENTE

Aun cuando existía una fuerte corriente política que favorecía la monarquía constitucional, al final venció la tesis de mantener al rey como una figura decorativa. Jacques Pierre Brissot introdujo una petición insistiendo en que, a los ojos del pueblo, Luis XVI había sido depuesto por el hecho de su huida. Una inmensa multitud se congregó en el Campo de Marte para firmar dicha petición. Georges Danton y Camille Desmoulins pronunciaron discursos exaltados. La Asamblea pidió a las autoridades municipales guardar el orden. Bajo el mando de La Fayette, la Guardia Nacional se enfrentó a la multitud. Al principio, tras recibir una oleada de piedras, los soldados respondieron disparando al aire; dado que la multitud no cedía, Lafayette ordenó disparar a los manifestantes, ocasionando más de 50 muertos.

LA ASAMBLEA LEGISLATIVA Y LA CAIDA DE LA MONARQUIA

Bajo la Constitución de 1791, Francia funcionaría como una monarquía constitucional. El rey tenía que compartir su poder con la Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto y la potestad de elegir a sus ministros.
La Asamblea Legislativa se reunió por primera vez el 1 de octubre de 1791, degenerando en un caos un año después. La componían: Derecha: 264 diputados feuillants (dirigidos por Barnave, Duport y Lameth) y girondinos, portavoces republicanos de la gran burguesía. Centro: 345 diputados independientes, carentes de programa político definido. Izquierda: 136 diputados inscritos en el club de los jacobinos o en el de los cordeliers. Escasa influencia en la Asamblea, manipulada por los girondinos. Gran influencia sobre las masas populares, de las que reciben constante apoyo. Mientras los jacobinos tienen detrás a la gran masa de la pequeña burguesía, los cordeliers cuentan con el apoyo del pueblo llano, a través de las secciones parisienses. Por medio de sus periódicos L´Ami du Peuple y Le Père Duchesne, Marat y Hebert se convierten en sus portavoces.

LA CONVENCION

El poder legislativo de la nueva República estuvo a cargo de la Convención, mientras que el poder ejecutivo recayó sobre el Comité de Salvación Nacional.
En el Manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron con invadir Francia si la población se resistía al restablecimiento de la monarquía. Esto ocasionó que Luis XVI fuera visto como conspirador con los enemigos de Francia. El 17 de enero de 1793, la Convención condenó al rey a muerte por una pequeña mayoría, acusándolo de «conspiración contra la libertad pública y la seguridad general del Estado». El 21 de enero el rey fue ejecutado, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra con otros países europeos. La reina Maria Antonieta, nacida en Austria y hermana del Emperador, fue ejecutada el 16 de octubre del mismo año, iniciándose así una revolución en Austria para sustituir a la reina. Esto provocó la ruptura de toda relación entre ambos países.

EL REINO DEL TEROS


El mismo día en el que se reunía la Convención (20 de septiembre de 1792), todas las tropas francesas (formadas por tenderos, artesanos y campesinos de toda Francia) derrotaron por primera vez a un ejército prusiano en Valmy, lo cual señalaba el inicio de las llamadas Guerras Revolucionarias Francesas. El poder fue entregado a un Directorio formado por cinco miembros, acabando aquí el proceso revolucionario.
Sin embargo, la situación económica seguía empeorando, lo cual dio origen a revueltas de las clases más pobres. Los llamados «sans-culottes» expresaban su descontento por el hecho de que la Revolución Francesa no sólo no estaba satisfaciendo los intereses de las clases bajas sino que incluso algunas medidas liberales causaban un enorme perjuicio a éstas (libertad de precios, libertad de contratación, Ley de Chapelier, etc.). Al mismo tiempo se comenzaron a gestar luchas antirrevolucionarias en diversas regiones de Francia. En la Vendée, un levantamiento popular fue especialmente significativo: campesinos y aldeanos se alzaron por el rey y las tradiciones católicas, provocando la llamada Guerra de Vendée, reprimida tan cruentamente por las autoridades revolucionarias parisinas que se ha llegado a calificar de genocidio. Por otra parte, la guerra exterior amenazaba con destruir la Revolución y la República. Todo ello motivó la trama de un golpe de estado por parte de los jacobinos, quienes buscaron el favor popular en contra de los girondinos. La alianza de los jacobinos con los «sans-culottes» se convirtió de hecho en el centro del gobierno.
NAPOLEON Y LA TOMA DE PODER
La nueva Constitución encontró la oposición de grupos monárquicos y jacobinos. Hubo diferentes revueltas que fueron reprimidas por el ejército, todo lo cual motivó que el general Napoleón Bonaparte, retornado de su campaña en Egipto, diera el 9 de noviembre de 1799 un golpe de estado (18 de Brumario) instalando el Consulado

E
L CONSULADO

El cargo de cónsules lo ostentaron Napoleón Bonaparte, Sieyès y Ducos temporalmente hasta el 12 de diciembre de 1799. Posteriormente, Sieyés y Ducos fueron reemplazados por Jean Jacques Régis de Cambacérès y Charles-François Lebrun, quienes siguieron en el cargo hasta 1804, cuando Napoleón fue coronado Emperador de los Franceses.

PRIMER IMPERIO

El Primer Imperio Francés, conocido comúnmente como el Imperio Napoleónico, cubre el periodo de la poderosa irradiación y dominación de Francia sobre la Europa Continental, bajo el gobierno de Napoleón I, Emperador de los franceses y Rey de Italia. Oficialmente, el término se refiere al periodo comprendido entre el fin del Consulado hasta la Restauración de la monarquía borbónica, aunque posteriormente vivió un epílogo entre el periodo de los Cien Días (1 de marzo de 1815) y la abdicación final de Napoleón, el 22 de junio de 1815. Es este un periodo de la historia de Francia caracterizado por las feroces campañas bélicas que le fueron impuestas a sangre y fuego, promovidas y financiadas todas por Inglaterra, y ejecutadas por procuración por sus aliados continentales a lo largo de 7 coaliciones internacionales. Estos conflictos son conocidos como Guerras Napoleónicas, pero ésta expresión engañosa e incorrecta históricamente ha sido fuertemente rebatida en años recientes, y en la actualidad comienza a difuminarse en provecho del término más apropiado de "Guerras de Coalición"..

LA BANDERA FRANCESA


Terminada la Revolución Francesa surge la República Francesa y convocaron a la Asamblea General que es la reunión de los Tres Estados Franceses: el Clero, la Nobleza, y el Estado Llano. Cuando estos se reúnen se les conoce como Estados Generales; su bandera la crean y perdura hasta nuestros días; en donde el azul representa al Estado Noble, el blanco representa al Clero y el rojo representa al Pueblo Llano o Tercer Estado (lo que en Francia se denomina estado, en España se conoce como estamento).

LA DECLARACION DE DERECHOS

Una de las consecuencias con mayor alcance histórico de la revolución fue la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En su doble vertiente, moral (derechos naturales inalienables) y política (condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos naturales e individuales), condiciona la aparición de un nuevo modelo de Estado, el de los ciudadanos, el Estado de Derecho, democrático y nacional. Aunque la primera vez que se proclamaron solemnemente los derechos del hombre fue en los Estados Unidos (Declaración de Derechos de Virginia en 1776 y Constitución de los Estados Unidos en 1787), la revolución de los derechos humanos es un fenómeno puramente europeo. Será la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano francesa de 1789 la que sirva de base e inspiración a todas las declaraciones tanto del siglo XIX como del siglo XX.

No hay comentarios:

Publicar un comentario