viernes, 10 de abril de 2009

GUERRA DELOS 7 AÑOS

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Se denomina Guerra de los Siete Años a la serie de conflictos internacionales desarrollados entre 1756 y 1763, para establecer el control sobre Silesia y por la supremacía colonial en América del Norte e India. Tomaron parte por un lado Prusia, Hannover y Gran Bretaña, junto a sus colonias americanas y su aliado Portugal tiempo más tarde; y por otra parte Sajonia, Austria, Francia, Rusia, Suecia y España, esta última a partir de 1761. Se produjo pues un cambio de coaliciones con respecto a la Guerra de Sucesión Austriaca si bien el conflicto de Silesia y la pugna francobritánica siguen siendo las claves.

FRENTE EUROPEO

La Casa de Austria decidió recuperar Silesia, que estaba en poder de Prusia tras el Tratado de Aquisgrán (1748) que había puesto fin a la Guerra de Sucesión Austriaca. Esta acción por parte de Austria se considera el detonante de la guerra de los Siete Años. María Teresa I contó con el apoyo de Sajonia, Rusia, Suecia y Francia para declarar la guerra a Prusia y Gran Bretaña.
Prusia estaba rodeada por enemigos, y ante la certeza de que sería atacado, el rey Federico II el Grande decidió adelantárseles. En otoño de 1756, sin previa declaración de guerra, el ejército prusiano invadió Sajonia y ocupó aquel territorio; luego penetró en Bohemia, pero fue vencido por los austriacos en la batalla de Kolin; por esta causa, se vio obligado a abandonar ese país. Alentados por el éxito, los enemigos de Prusia lanzaron sus ejércitos para destruirla; sin embargo, Federico demostró su genio militar y superó la crítica situación con tres brillantes victorias. La primera en Rossbach (5 de noviembre de 1757) sobre un poderoso ejército francés que avanzaba por territorio sajón, la segunda frente a los austriacos en Leuthen (Silesia), el 5 de diciembre de ese año, y la tercera al año siguiente (1758), en Zorndorf. A partir de ese año (1758) y hasta el fin de las hostilidades, Federico (atacado desde varios frentes) debió adoptar una táctica defensiva, que le resultó costosa y llena de peligros.
Los rusos unieron sus fuerzas con los austriacos y ambos ejércitos derrotaron al rey prusiano en Kunersdorf, cerca de Fráncfort del Óder (12 de agosto de 1759). Allí sufrió el más grave revés de su vida militar. Sin embargo, los aliados no supieron aprovechar ese triunfo, porque estaban agotados y carecían de unidad de mando; se demoraron en avanzar, error que utilizó Federico para rehacer sus fuerzas y obtener, al año siguiente, dos triunfos sobre los austriacos: Liegnitz (Silesia) y Torgau (Sajonia).
En 1759, Prusia Oriental estaba en poder de los rusos que habían tomado Berlín. Sin embargo, sorprendentemente, Gran Bretaña y Hannover vencieron a Francia; además, se produjo la retirada de la guerra de Rusia y Suecia (1762) debido a que, a la muerte de la emperatriz de Rusia, su sucesor, Pedro III, que admiraba a Federico, firmó un tratado de paz, que también fue apoyado por la sucesora de éste, Catalina.

FRENTE AMERICANO

En América del Norte, Francia se encontraba en retroceso tras haber cedido en 1748 la fortaleza de Luisburgo en la Isla de Cabo Bretón a cambio de Madrás. La guerra comenzó en 1754. La rivalidad colonial entre Francia y Gran Bretaña se debía al control de las zonas peleteras, la disputa por las tierras situadas al oeste de los montes Apalaches y los derechos de pesca en Terranova. Francia quería frenar la expansión inglesa hacia el oeste, mediante la construcción de una cadena de fuertes, entre sus territorios canadienses y Nueva Orleans. En los primeros años logró acumular varias victorias, pero en 1757, William Pitt (el Viejo), puso al general británico James Wolfe al mando de las tropas en América. Como consecuencia en 1759 conquistaron Quebec y al año siguiente capituló Montreal. Los británicos habían conquistado todo el Canadá francés.

Con respecto a España, Inglaterra había aumentado los agravios de modo considerable: apresamiento arbitrario de buques españoles, establecimiento en Honduras para la corta del palo campeche o el aumento del contrabando entre otros. El Gobierno de Carlos III pese a que inicialmente se había mostrado partidario de mediar entre ambas potencias, no tuvo otra salida que buscar el acuerdo con Francia ante la necesidad de defenderse de la agresividad británica. Se iniciaron, pues, conversaciones entre las 2 potencias en pro de una alianza permanente en busca de la seguridad en América; España pensaba posponerla hasta el momento de la paz; sin embargo, el ministro francés Choiseul supo maniobrar con gran habilidad para conseguir también la intervención bélica.
Tras los acontecimientos en Quebec y ante el hostigamiento de Inglaterra al comercio y la seguridad española en América, dos fueron pues los factores que acabaron por empujar a Madrid hacia la alianza con Versalles: la negativa británica a atender ninguna de las reclamaciones planteadas por España y la ruptura definitiva del equilibrio americano que parecía avecinarse si Francia salía completamente derrotada del conflicto. Bajo estas premisas se firmó el Tercer Pacto de Familia (1758-1761), muy distinto de los anteriores en sus objetivos más profundos, pero con un común denominador, ser una alianza frente a la poderosa Inglaterra. La firma arrastró a España a una guerra para la que no estaba preparada y en la que, ya de entrada, se unía al lado perdedor; quizá se vio obligada por las circunstancias, pero esta participación al final de las hostilidades no puede ser considerada más que como un error
Entre 1761 y 1762 España ocupó el norte de Portugal, el eterno aliado de Inglaterra, y ocupó por enésima vez la controvertida Colonia del Sacramento. A pesar de estos éxitos iniciales la evolución de los sucesos militares fue contraria a la Monarquía española; en este sentido hay que señalar las importantes pérdidas que se produjeron en 1762, cuando 2 escuadras británicas se apoderaron, respectivamente, de La Habana y Manila.

FRENTE INDIO

Merced a la importancia que Inglaterra concedía al comercio indio (y en particular al bengalí donde ya contaba con una importante presencia) la United Company quería frenar la expansión francesa en India, por este motivo apoyaba a los príncipes indios que se rebelaban contra Francia. En el transcurso de la guerra (1756 - 1763) los franceses tomaron Calcuta. Por su parte Luis XV deseaba una paz rápida con Inglaterra por lo que prácticamente abandonó a Joseph François Dupleix y a la obra desarrollada por éste en la India. No sólo no consiguió su objetivo sino que Inglaterra se precipitó además sobre las posesiones americanas de Francia. El militar británico Robert Clive logró derrotar a Francia en numerosas batallas inscritas en el contexto de las denominadas guerras de Carnatic. De esta manera Inglaterra se hacía con el Imperio Indio iniciado por Francia.

TRATADO DE PARIS (1763)

La guerra de los Siete Años terminó en 1763. El 10 de febrero, el Tratado de París fue firmado por el duque Choiseul, el marqués de Grimaldi y el duque de Bedford. William Pitt se había empecinado en mantener vivo el conflicto hasta lograr el aniquilamiento de la fuerzas de Francia.
Los tratados de paz que pusieron fin a la guerra de los Siete Años, representan una victoria para Gran Bretaña y Prusia, y para Francia la pérdida de la mayor parte de sus posesiones en América y Asia. Los cambios territoriales acordados fueron los siguientes:
• Inglaterra: Obtiene de Francia el Senegal y las posesiones en la India a excepción de Mahé, Yanaon, Pondicherry, Karikal y Chandernagor, que conservaría hasta bien entrado el siglo XX. En América recibe todos los territorios franceses en el Canadá, los territorios al este del Misisipi y al oeste de los Apalaches (excepto Nueva Orleans), Dominica, Granada, San Vicente y Tobago. Los franceses también son obligados a evacuar la isla de Menorca, ocupada durante la contienda a los ingleses, que la dominaban desde la Guerra de la Sucesión Española.
De España recibe la Florida Occidental y Oriental a cambio de que retire las tropas estacionadas en Filipinas y Cuba, y consigue el derecho de libre navegación por el río Misisipi.
• España: Por el Tratado de Fontainebleau de 1762, Francia le entrega la Luisiana al oeste del Misisipi, incluida su capital, Nueva Orleans.
• Portugal: España evacúa el norte del país y la controvertida Colonia del Sacramento, ocupados durante la guerra.
• Francia: Además de las 5 plazas indias mencionadas, se le permite conservar la isla de Gorée y San Pedro y Miquelón. Gran Bretaña le devuelve Guadalupe y Martinica y reconoce sus derechos sobre la pesca en Terranova.
El 15 de febrero se firmó el Tratado de Hubertusburg, que confirmó a Silesia como posesión prusiana y convirtiendo a esta última en potencia europea.
Respecto a Francia la pérdida no fue sentida como algo catastrófico. Se conservaban los derechos pesqueros en Terranova y la población católica francófona de Quebec recibiría un trato de respeto. Por otro lado en el Caribe las pérdidas pueden ser compensadas pues la colonia principal francesa del Caribe, Puerto Príncipe (Haití), produce la mitad del azúcar consumido en todo el mundo, y su comercio con África y las Antillas está en pleno apogeo.

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